La vida...

Tu mirada desorbitada me produjo una sensación mezclada con miedo y tristeza, cuando vi como palidecías y caías lentamente al suelo recordé todo lo ocurrido contigo, eran muchísimos los recuerdos, corrí hasta tu cuerpo aparentemente inerte y lo abracé con una fuerza tremenda, no podía perderte, lágrimas de dolor caían en tu pecho mientras te observaba, no eran dos o tres, eran cientos de lágrimas que brotaban de mis ojos sin control.

Me pareció ver una luz, cegadora pero muy bonita. Decidí acercarme a ella, me levanté despacio y empecé a caminar, pero una mano se aferró con fuerza a mi brazo, me asusté y miré hacia atrás, eras tú, no deseabas que me fuera de este mundo, eras tú quien llorabas por mí, eras tú quien me abrazó con fuerza y era yo quien estaba tumbada en el suelo...